El coronavirus ha redefinido la manera de vivir, de estudiar y de trabajar. Junto a ello, la moda. El home office ha permitido una migración del estilo laboral estructurado a uno casual dónde prima la comodidad, y de ahí nace el concepto “Wear to Work”.
Durante el 2020 las ventas de moda formal decrecieron, mientras la demanda por prendas informales cómo joggings, corpiños deportivos y ropa suelta, aumentó enérgicamente en comparación a los años anteriores.
Las diferentes casas de moda lanzaron líneas de “comfy clothes” o prendas cómodas para estar en casa. Los rebrotes del coronavirus que ya se han presentado en países europeos, muestran que por los próximos meses muchas de las actividades se seguirán llevando a cabo desde casa.
Las tendencias en el consumo de moda en el 2020 e inicios del 2021, que reflejaron una prevalencia de las zapatillas sobre los stilettos, telas livianas y siluetas menos ajustadas al cuerpo, llegaron para quedarse, y obligan a las marcas a redefinir sus colecciones, con una oferta de acuerdo a las necesidades de los clientes
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