Entre Espinas y Leones


El abuso de un gigante

Por Francisco Espinosa León

El Hotel Grand Barceló Riviera Maya podrá ser uno de los mejores para recibir y atender al turismo y a las novias porque cuando una novia busca una boda perfecta voltea a ver hacia Quintana Roo y el Barceló es uno de los elegidos. Sin embargo, la perfección no existe y eso se refleja con un caso particular en el que quizás los dueños de la cadena española no están al tanto de lo que ocurre, pero internamente hay quienes fomentan un tipo de abuso laboral, prepotencia y gandallez que simple y sencillamente no tiene límites.
Incluso, incurren en la mentira y las víctimas son personas que buscan ganarse la vida, que creyeron en algo, que apostaron y arriesgaron su capital en pos de un sueño que terminó por convertirse en una pesadilla.
Este es el caso de Iris Betzabé Maldonado González, una joven tapatía que vino a Quintana Roo persiguiendo una oportunidad laboral que se la pintaron de mil colores y parecía el trabajo perfecto en el lugar perfecto.
Iris es diseñadora y florista, propietaria de la empresa Iris Design, firma que con base al trabajo y el servicio ofrecido a sus clientes, se ganó un lugar en Puerto Vallarta, Jalisco, comenzando a cubrir cada vez más eventos en diversas partes del país.
En el hotel Barceló Riviera Maya a Iris se le ofreció la exclusividad de vestir mil bodas al año a cambio de rentar un local dentro del hotel con un pago mensual de 5 mil dólares.
La joven jalisciense sacó cuentas y vio que a pesar del pago mensual sí resultaba el negocio, por lo que aceptó y ahí es donde comenzó el calvario.
De entrada, el hotel siempre postergó darle un contrato y, además, una persona de nombre Miguel Ángel Cruz, quien es como el administrador de los espacios de arrendamiento, en todo momento se negó a darle la exclusividad prometida para los eventos y, ni siquiera, eran la mitad de las mil que le habían dicho se organizaban.
El tiempo pasó e Iris Betzabé empezó a encontrar evasivas en Miguel Ángel Cruz y con el propio contralor del Barceló Riviera Maya, Luis Daniel Rodríguez, en torno al tema del contrato.
Lógicamente ella no tenía ganancias y sí le exigían puntual el pago de las rentas por lo que empezó a descapitalizarse y recurrir a préstamos para continuar con el diseño y atención a las bodas por las cuales el Barceló cobra por adelantado y muy bien.
Los meses transcurrían y ella exigía el contrato que nunca llegó, a tal grado que un día le negaron el acceso al hotel, previamente haberla sometida a insultos y humillaciones por parte de algunos directivos de la firma en la Riviera Maya.
Buscó asesoría de un abogado de nombre Cuauhtémoc Bustamante, quien presuntamente sólo buscó su provecho económico y no defender a su cliente.
Hoy Iris Betzabé busca llegar a un acuerdo con el Barceló Riviera Maya, a fin de que le puedan pagar el dinero que se ganó trabajando y que con su esfuerzo mantuvo el alto nivel de estándar y satisfacción que la firma ofrece a las novias que buscan ahí su boda perfecta.
Su caso es uno solo pero dicen que hay más proveedores que pasan por situaciones similares a las de Iris Maldonado y no tienen a quién recurrir en su defensa.