“No hay una emergencia relacionada con la entrada de coronavirus 2019 a México”, dijo Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de prevención y promoción a la salud hace un año, cuando se dio a conocer el primer contagio confirmado de COVID-19 en el país.
El primer caso confirmado fue el 27 de febrero, aunque en los registros de la Secretaría de Salud detallan que el 28 de febrero se ratificó a la primera persona contagiada con el virus SARS-CoV-2, pues hasta el día anterior solo era un caso sospechoso. Es decir, la información actualizada de la conferencia no era reflejada inmediatamente en sus reportes técnicos diarios.
No obstante, en la conferencia del 28 de febrero, José Luis Alomía Zegarra, director general de Epidemiología detalló que en ese día ya sumaban tres casos en total, los cuales habían contraído el nuevo coronavirus al norte de Italia. Además, había tres casos sospechosos y 37 negativos.
“Hace apenas dos horas, dos horas y media, el Indre ratifica y dice: ‘Efectivamente, es resultado también positivo a SARS-CoV-2; por lo tanto, la estadística se actualizará y tendríamos ya tres casos confirmados en México del nuevo COVID-19”, dijo el funcionario esa tarde.
En ese entonces, en el mundo se habían reportado 82,294 casos confirmados y 2,804 defunciones, las cuales al ser comparadas al día de hoy no representan ni el 1% del total, pues actualmente hay más de 113 millones de contagios acumulados y más de 2.5 millones de muertos.
Las medidas que fueron tomadas a la ligera
“No se necesita tener cubrebocas en este momento y posiblemente tampoco si llegáramos al episodio tres, al escenario tres, de transmisión generalizada”, apuntó esa tarde López-Gatell.
En retrospectiva llama la atención que ese mismo día el subsecretario señaló que “si pensamos que esto (cubrebocas) lo vamos a usar en la vida diaria, surgen situaciones verdaderamente sin sentido”, pues ahora forman parte de la Nueva Normalidad.
El funcionario señalaba que los cubrebocas solo serían requeridos en ambientes específicos como en la atención médica en hospitales y recintos de salud, sin embargo, antes de que se cumpliera el año, reviró la indicación e incluso exhortó a los medios de comunicación a difundir que el uso de este elemento es prioritario.
“Qué mejor que en las primeras planas en lugar de aparecer un planteamiento tipo nota roja, en donde se destaca la confrontación de tinte político, pusieran todas las mañanas ‘usa tu cubrebocas’”, dijo Gatell el 18 de noviembre del 2020.
Además de ir en contra de lo que habría indicado al inicio de la pandemia, el subsecretario habría acusado a los medios de comunicación de mantener una “discusión estéril” en torno a dicho tema. Entonces el cierre de actividades fue considerado como una última opción.
“Cerrar espacios públicos, impedir concentraciones de personas o impedir el libre tránsito, cancelar eventos masivos como ferias, festivales y otros, conciertos, cine, teatro. No es procedente en tanto tengamos solamente transmisión localizada”, fue otra de las situaciones que las autoridades tomaron con tranquilidad.
No obstante, México superó las tres fases de contingencia en un santiamén, pues mientras que en los primeros contagios las autoridades pronosticaron que México podría controlar los contagios en Fase dos, la realidad fue que en cuestión de dos meses el país alcanzó ese punto.
Fue exactamente el 21 de abril que López-Gatell anunció el inicio de la Fase 3 por la epidemia de COVID-19 en México, durante la conferencia matutina en Palacio Nacional.
En ese momento el distanciamiento social ampliaba su vigencia, y las actividades económicas apenas se habían frenado para mitigar contagios.
Sin embargo, los casos aumentaron tanto que la Fase tres dejó de ser aplicable y se instauró en todo el país la Jornada Nacional de Sana Distancia, la cual terminó para dar paso al semáforo de alerta epidemiológica con cuatro distintos colores que indican la condición particular de cada estado y que ahora rige al país de forma indeterminada.
México supera escenario catastrófico
Cuando la velocidad de transmisión de contagios comenzó a aumentar, el subsecretario estimó que el escenario catastrófico para el país sería de 60,000 muertos, no obstante, en agosto del 2020 superó dicho escenario; en diciembre se duplicó la cifra; y en este febrero del 2021 a unos días del aniversario del primer contagio la cifra se triplicó llegando a más de 180,000 muertos por COVID-19.
Como era de esperar, la oposición no se quedó de manos cruzadas y criticó fuertemente a la Secretaría de Salud y a López-Gatell por estar en la cabeza del manejo de la pandemia.
En defensa el funcionario atribuyó la cifra a los padecimientos de los mexicanos como la diabetes, hipertensión, obesidad, así como a la mala alimentación, desigualdad social, a los medios de comunicación y a la corrupción.
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